lunes, 17 de octubre de 2011

MIROS: 19.- RECUPERACIÓN

19 .- RECUPERACIÓN.

            Los herreros construían grandes hoyas. Los carpinteros construían tejadillos en el patio, angarillas para transportar a los más débiles, camastros y otros utensilios. Los curanderos y cirujanos, colocaban enfermos y heridos en lugares diferentes y se afanaban en su recuperación.

            Miros recogió el caballo de manos de Orey, y se dispuso a recorrer todo el valle para informar de la situación y para que la gente enferma se trasladase al palacio.

            Era el único que sabía montar, aunque no se le daba muy bien. Se sorprendió mucho cuando Orey le contó que el caballo era parte del pago de uno de los invasores por su libertad, y que le había costado mucho conseguir introducirle en el Gran Valle.

            Las infusiones eran servidas en el patio del palacio, donde a Edeca se le había encomendado lavar las heridas y limpiar a los inconscientes. Iba de un lado para otro, siempre vigilada, ridícula con su cabeza rapada, de vez en cuando vomitaba antes de limpiar las heces o la orina de los que no podían contenerse, otras veces, caía rendida de cansancio. Esto no era un castigo, era una cura de humildad. Ella veía que no era un castigo, porque Orey, estaba desarrollando el mismo trabajo que ella.

            Los enfermos que podían llegaban poco a poco para ser tratados, los heridos que se recuperaban salían para dejar sitio, los que morían eran enterrados o incinerados. Algunos hombres y mujeres, salieron en distintas direcciones para atender a las personas que estaban demasiado débiles para acudir hasta allí.

            Una vez que Miros recorrió todo el Valle de las “Águilas”, siguió por todo el Gran Valle, se necesitaba de todo en la zona de guerra, y pedía ayuda, la mayoría acudía con lo que creía necesario.

            El palacio era un hospital, a pesar del desbordante trabajo, había numerosos voluntarios para ayudar, y con eso, y la mejora en la alimentación, la mayor parte de los convalecientes, se iba recuperando.

            La figura de Orey, crecía por momentos, su liderazgo era indiscutible, apoyada por Miros y Eusina, nadie dudaba de ellos.

            En ausencia de Miros, Ana, trabajaba junto a Sara y Andrea.

            Eusina, junto con Klasnic, estaba organizando a los soldados, al finalizar la guerra, se requerían sus esfuerzos para otros trabajos.

            La recuperación de todos los enfermos llevó más tiempo de lo esperado, pero al final, el patio del palacio, iba quedando vacío. Había poco trabajo, Edeca, miraba a Orey, tenía el mismo aspecto de cansada que ella misma, pero no tenía sus ojeras, la había subestimado, durante aquellos días, se había dado cuenta del carisma de Orey, y de su propia ineptitud. Era Edeca quien más admiraba a Orey en esos momentos. Había sido muy duro, y las cosas superficiales que la preocupaban antes, parecían cuentos para niños.

            Edeca se castigaba a sí misma rapándose el pelo cada pocos días, nadie la obligaba, pero lo hacía. En un primer momento, cuando fue rapada, se dio cuenta de lo cruel que había sido.

            El cambio de Edeca, no pasaba desapercibido, Ana, la dejó un pañuelo para cubrirse la cabeza, y Orey, la visitaba cada noche.

-         ¿Aprendes algo? –preguntaba Orey-.

-         Sí, sobre todo a raparme.

1 comentario:

Mercedes Vendramini dijo...

Hoy me quedo más intrigada! este capítulo es más suave ... se acreca el final?

cariños!